La filosofía como reflexión moral   

  La filosofía como reflexión moral  

La filosofía como reflexión moral
Tomado de “Introducción a la práctica filosófica”
Antonio González

Una de las formas que puede tomar la filosofía del hombre es la de una reflexión moral. Esto quiere decir lo siguiente: para este tipo de filosofías (llamadas "filosofías morales"), lo importante no es determinar lo que el hombre es, sino más bien lo que debe ser. El hombre es considerado como un ser activo, práctico que debe tomar decisiones, eligiendo entre las distintas posibilidades que se le presentan. Y es ahí donde surge la pregunta moral: qué es lo que hay que hacer, qué es lo bueno y qué es lo malo, cuál es el fin último de la vida humana, cuáles son las virtudes que se deben cultivar y los vicios que hay que evitar, etc. La filosofía, en lugar de un conocimiento teórico sobre el mundo real o sobre el hombre, sería más bien un saber práctico. Más que de describir lo que son las cosas objetivamente, se trataría de valorarlas y de transformarlas prácticamente. Cuando este saber práctico no se ocupa solamente de lo que los hombres hacen individualmente, sino que se pregunta por lo que las sociedades humanas son y deben ser la filosofía moral se convierte entonces en una filosofía social y política.

En realidad, la preocupación práctica no es exclusiva de un determinado tipo de filosofías. Toda relación filosófica, de un modo u otro, aunque no lo señale explícitamente, apunta hacia tareas prácticas. Contra lo que suele pensarse habitualmente, los filósofos no son meros seres extraños dedicados al conocimiento especulativo, sino que una de sus preocupaciones centrales a lo largo de la historia ha sido siempre la de orientar la vida práctica de los hombres y de las sociedades. Ahora bien, lo que sí hay son diferencias importantes en cuanto al relieve y función que se le otorga a la praxis. Para los filósofos clásicos se trataba por lo general solamente de extraer consecuencias de un saber teórico objetivo que sería de suyo independiente de sus aplicaciones. Para otros, en cambio, la práctica es el fin al cual últimamente apunta la teoría y en función de la cual se constituye. Como decía Marx, "los filósofos no han hecho hasta ahora más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo."

Ahora bien, esta intención práctica de la filosofía en general y de la llamada "filosofía de la praxis" en particular, no significa que ésta se tenga que reducir a un conjunto de recetas, arengas y panfletos sobre la acción inmediata. Si se quiere orientar seriamente la acción humana, no basta con llenarse la boca con la palabra "práctica," sino que es necesario un saber riguroso sobre el hombre que ha de realizarla y sobre el mundo donde la práctica va a ejercerse. En caso contrario, no estaríamos orientando, sino confundiendo. La filosofía moral y la filosofía de la práctica necesitan de una reflexión general sobre el hombre y sobre el mundo.